
Capitán D. Francisco Martínez de la Jara o de la Jara-Villaseñor
Nació en España alrededor de 1620. El 7 de agosto de 1675 solicitó en Santiago 400 cuadras de tierras colindantes con las suyas, diciendo: “El capitán Francisco, de la Jara Villaseñor Dize a mas tiempo de 36 años que sirve a su Majestad en la guerra de este Reino, donde ha ocupado los puestos de infantería, Cabo dos veces del fuerte de San Cristóbal y del de Talcamávida, Santa Juana y sus reducciones y viéndose hoy con obligaciones de mujer y diez hijos que sustentar habiendo tenido noticias de 400 cuadras de tierras vacas linderas con las suyas y a los títulos que son de Don Lope de Hinostroza y Juan Alvarez y el Maestro de Campo Don Simón de Sotomayor y a los del Capitán Benito Sánchez-Gavilán…” se le concedieron dichas tierras el 10 de octubre de 1675.
La primera mención documental que se tiene de Francisco Martínez de la Jara o de la Jara-Villaseñor es del 6 de febrero de 1652, cuando en la estancia de Palinco es nombrado albacea en el poder para testar otorgado por su suegro, el Capitán Benito Sánchez-Gavilán. Este poder para testar viene inserto en el pleito de Benito Sánchez-Gavilán – hijo de un primer matrimonio del citado Benito- puso a sus cuñados Francisco de la Jara Villaseñor y Andrés de Sotomayor, por la mitad de la estancia de Palometán en Rere, que perteneció al citado Benito Sánchez-Gavilán. Dicho pleito duró al menos desde 1675 a 1692.
Francisco se casó a mediados del siglo XVII con María Sanchez-Gavilán Sotomayor, con carta dotal que pasó ante el Capitán Vasco de Contreras, corregidor que fue del partido de Rere y era hija legítima del citado Benito Sánchez-Gavilán, Nacido en Torre Nueva, La Mancha, España, casado aquí en segundas nupcias con Bernardina de Sotomayor Almonacid, descendiente de una antigua y distinguida familia fundada por don Pedro Méndez de Sotomayor,Caballero de la Orden de Santiago y Conquistador de Chile, Tesorero de las Reales Cajas de Villarrica y Concepción, descendiente directo de los Señores de Carpio, Morente y Pinilla, en Andalucía. Se desprende de documento de 18 de octubre de 1702, que el matrimonio de la Jara Villaseñor – Gavilán-Sotomayor logró tener 400 cuadras en dicha estancia en Palometán, también llamada Mugueral, perteneciendo dicha propiedad por lo menos 200 años en poder de la rama de la Jara.
D. Francisco fue militar profesional, sentó plaza en la ciudad de Concepción el año 1639 (probablemente en el Contingente del Marqués de Baides llegado ese mismo año a dicha ciudad), sirvió como Jefe de Plaza (Cabo) de los fuertes de Santa Juana (en la foto, restos del fuerte), San Cristóbal y Talcamávida, en la frontera del Imperio junto al río Bío-Bío, llegó al grado de Capitán de la Real Infantería Española, grado y distinción que ostentó hasta su muerte y que heredó a sus descendientes según la Real Cédula de S.M. Felipe IV, estuvo en servicio activo por más de 36 años. En la foto se muestran los restos del fuerte Santa Juana de Guadalcazar, una de las Plazas Fuerte más importante de la línea defensiva del Bío-Bío.

Participó en los parlamentos de Quillin (1641) como parte del Ejército español y activamente en la defensa de los fuertes en la línea del Bío-Bío en la insurrección general indígena de 1655. De acuerdo a lo instruido por S.M. en referencia a los premios por los servicios prestados activamente a la Corona española y según consta en documentos oficiales en el Archivo de la Real Audiencia de Santiago en su declaración de servicios y cargos militares. Además, de acuerdo a lo señalado en los Catálogos de los manuscritos de la Compañía de Jesús en Chile, don Francisco habría ejercido como Comisario en los diferendos entre los Jesuítas y el Reino de España, este documento menciona una actuación de D. Francisco ejerciendo su cargo hacia 1663, en relación a la acreditación de dominio por parte de la congregación religiosa de una hacienda en la zona de la ''Frontera''.
Encomiendas y tierras de la familia
El fundador gozó de una encomienda desde 1675, según consta en el título de tierras entregadas a nombre de S.M. por el Gobernador de Chile, don Juan Henríquez ese mismo año, en dicho documento además, se deja constancia que don Francisco era propietario de otras tierras con anterioridad a ese año. Se ve claramente la posesión de una propiedad agrícola durante cuatro generaciones, se trata de la estancia, después hacienda, El Palometán o Mugueral, en Rere. Mateo de la Jara Villaseñor, hijo del fundador, recibió 1.500 cuadras en Millapoa en 1697. Además en la cuarta generación, José Irineo de la Jara Rioseco es dueño de la estancia de San José de las ánimas y de otras tierras. Su hijo, José Miguel de la Jara Gallardo, fue un gran hacendado en Bío-Bío, conservando propiedades agrícolas en Mulchén hasta la actualidad.
De acuerdo a los documentos citados más arriba, relativos a la consolidación de la Aristocracia en Cartagena en el reino de Murcia hacia el S. XVI, la familia de la Jara contaba con ‘‘tierras y ganado’’ en dicho reino con anterioridad al 1500. Posteriormente, ya avecindados en Chile, podemos afirmar documentadamente que la familia de la Jara se caracteriza por estar ligada por más de tres siglos de forma continuada a la propiedad de la tierra, de forma especial en la Región del Bío-Bío. Con anterioridad al año 1675, figura el fundador de nuestra familia don Francisco, como propietario de tierras en la zona de Rere, cercana a Concepción, el año antes mencionado, por los servicios prestados a la Corona de forma activa por más de 36 años, el fundador recibe 400 cuadras de Merced de tierras aledañas a las suyas, dichas tierras siguieron en poder de la línea familiar hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando la familia que sigue la filiación se asienta definitivamente en las haciendas de Mulchén, un poco más al sur.
Recibieron merced de tierras en la segunda generación, el capitán don Mateo, en Millapoa (Bío-Bío) y su hermana María, casada con el capitán Tomás de Sotomayor en Laja. El Capitán don Domingo, hermano de los anteriores, fue dueño de las tierras de su padre en Rere, Estanciero también en Rere, fue su hijo , don José de la Jara y González de Rivera, al igual que su hijo José Irineo, quién fue dueño de dos Estancias en Rere y de viñas y otras tierras en Concepción y Yumbel su hijo don José Miguel de la Jara y Gallardo tuvo tierras en Rere y en la década del ’60 del Siglo XIX fue dueño de las haciendas, San Miguel y Santa Catalina con más de 30 mil hectáreas en Mulchén (zona sur del Bío-Bio), su hermano Elioncio también fue dueño de tierras en la zona de Negrete aledaña a Mulchén.
Rere

Fundado por Alonso de Sotomayor en 1586 con el nombre de Nuestra Señora de la Buena Esperanza, el pueblo pretendía ser un nexo entre Yumbel y Concepción. En 1603 se erigió un fuerte, abandonado durante la insurrección mapuche de 1655, que provocó la huida de tres mil personas hacia Concepción. Una vez repoblado experimentó un gran auge, gracias al camino de oro, del que era punto neurálgico. Llegó a ser la tercera ciudad más habitada del país.
Durante el siglo XVII y parte del XVIII, el área de la Estancia del Rey o Rere, en la región de Concepción, constituyó desde el punto de vista de la administración, un corregimiento compuesto por curatos en el aspecto eclesiástico. Rere forma parte de la jurisdicción del Obispado de Concepción, constituyendo una generosa fuente de ingresos para la Iglesia Católica. El partido de Rere agrupaba casi a un tercio de la población del Obispado, esto indica alrededor de 26.723 almas en 1793, unas 51.398 hacia 1812-1813, con un descenso demográfico a 15.386 habitantes por las guerras de independencia.
Un acucioso estudio de más de trescientos testamentos en los registros notariales de Yumbel, proporciona la base documental para acercarnos no sólo a cómo vivía la vida la sociedad tradicional de Rere, sino también a cómo se vivía la muerte, más específicamente, cuáles eran las actitudes ante ella entre 1751 y 1854. En esta sociedad, la Iglesia Católica jugaba un rol rector fundamental. Tanto ella como las instituciones pías, utilizaron eficazmente su influencia social y gracias a ella, lograron canalizar una buena parte de los recursos de la comunidad. La base de dicho beneficio era el cobro de los derechos parroquiales y el “negocio” de la muerte asociado a ellos.
Servicios y Distinciones de las primeras generaciones en Chile
Haciendo una reseña de sus servicios y distinciones, podemos afirmar que la familia de la Jara sirvió a la Corona de España hasta 1810, alcanzando la Familia diferentes cargos como Capitán, Administradores de Real Estanco, Maestres de Campo, Corregidores y Diputados como lo fueron ya en la quinta y sexta generación.
Al solicitar el fundador de la familia, en 1675, 400 cuadras de tierras, dice haber servido a Su Majestad por más tiempo de 36 años en las guerras de este Reino, habiendo sido Capitán de Infantería. el tramiento de don Francisco en documentos oficiales en de Capitán, que representaba no solo un rango militar sino también una cierta posición social. Sus hijos Agustín y Mateo y su hija María son tratado como Don o Doña, en el caso de María además firma como Doña María...muchas veces indicativo, en el siglo XVII y primera mitad del XVIII, de una situación social preeminente. Domingo de la Jara y Gavilán Sotomayor figuró como Capitán. Su hijo Agustín además, recibió de parte del Gobernador de Chile el año 1676 una Encomienda de indios. Fueron capitanes, Ignacio, Mateo y Agustín de la Jara Sánchez Gavilán.
Unos Jesuitas; Gregorio Jara, nacido en Buena Esperanza de Rere hacia 1750 y Juan de la Jara, nacido en Concepción hacia 1740, fueron expulsados con su orden en 1767 y vivían en 1774 en Imola, Italia, claro que de ellos no tenemos mucha esperanza de encontrar descendencia.
En la Tercera generación destacan don Agustín de la Jara y González de Rivera, como Maestre de Campo, fundador y Corregidor de Melipilla y su distrito, don Juan, su hermano, como Capitán de Infantería, Maestre de Campo y Alcalde de Concepción y Don Miguel, como Alferez Real de Chillán y su Alcalde en 1715. También fue Regidor de Concepción y Capitán, don José de la Jara y González de Rivera.
En la cuarta generación Don Juan José de la Jara y Cruzat fue Ministro Tesorero de la Real hacienda de Valdivia y Guardador de Armas, Pertrechos y Municiones por más de 14 años en Concepción, su hijo José María avecindado en el Perú, fue Administrador del Real Estanco en Arequipa, su otro hijo, Manuel José, fue Administrador de la Real Renta de Tabacos y demás unidas y Fiel ejecutor del Cabildo de Valdivia el año 1820. En el ámbito Eclesiástico, destaca en la Cuarta Generación, el Presbítero Pedro Nolasco de la Jara y Rioseco, teniente cura de la catedral de Concepción y Secretario del cabildo eclesiástico en dicha ciudad hacia 1806.